¿Cómo era el Quilmes del siglo XIX?

¿Cómo era el Quilmes del siglo XIX?

El 17 de abril de 1872, un día antes de la inauguración del ferrocarril a la Ensenada, el periódico en lengua inglesa “The Standard” publicó un artículo titulado “The Quilmes Extension” (La prolongación a Quilmes) donde, luego de una brevísima reseña histórica del pueblo, lo describe con interesantes datos. Mas allá de los errores de su enfoque histórico, el artículo nos traslada al Quilmes agropecuario pre-ferrocarril y por ello es interesante conocerlo. Brindamos aquí una traducción del mismo:

Mañana el sr. Wheelwright inaugurará al uso público la segunda sección del Ferrocarril a la Ensenada, que llega al pueblo histórico de Quilmes, acercando así a uno de los suburbios más bellos de nuestra ciudad. Al mismo tiempo se están acelerando los trabajos hasta Ensenada, donde se construirá el puerto de Buenos Aires, y cuando Quilmes se convierta en el punto medio de la línea poseerá ventajas inigualables como lugar de residencia para las clases medias y comerciantes. Aunque se halla a solo 10 millas de Buenos Aires es un pueblo relativamente desconocido debido a los malos caminos y puentes que han impedido hasta ahora el tráfico. Cualquiera que lo visite por primera vez se asombrará de su ubicación pintoresca, su paisaje boscoso, sus florecientes granjas y su aire próspero. La historia del lugar también es interesante.

Hace ya bastante más de cien años que un cierto Virrey, enojado con los constantes conflictos con una tribu de Indios cerca de Tucumán, resolvió subyugarlos a cualquier costo y convertirlos en una pequeña colonia agrícola. Su expedición fue exitosa y trajo desde el norte a toda la tribu de Quilmes, dándoles tierras donde el pueblo de Quilmes hoy se levanta, las cuales trabajaron, pasando de padres a hijos, hasta 1824, cuando al haberse extinguido la tribu el Gobierno redistribuyó el suelo en Sitios de 300×500 varas, o sea 30 acres ingleses. Uno de los primeros que comenzó a trabajar la tierra y realizar plantaciones en las viejas concesiones indígenas fue el sr. John Clark, cuyo establecimiento “Bella Vista” es hoy uno de los más importantes del país y cuya madera fue en gran parte plantada con sus propias manos. Recordamos haber visto en Quilmes, hace unos diez años, al último de los indios de la tribu, un nieto de uno de los guerreros trasladados a este lugar. En estos tiempos el distrito se ha convertido en un lugar favorito de vascos, italianos y canarios que practican el comercio y la agricultura.

El pueblo de Quilmes, poblado por unos 2.500 habitantes, está situado en una lomada que mira a las amplias aguas de La Plata, con la rada portuaria y la ciudad de Buenos Aires a la distancia. Tiene una bella y flamante iglesia, una escuela estatal, 11 buenos negocios, varios billares, dos panaderías, tres herrerías, un boticario, un salón de peluquería y dos hoteles. El dr. Wilde es el médico residente. Se dice que tiene un Juzgado de Paz muy activo y responsable en su trabajo.

En los alrededores del pueblo hay hermosas quintas y en los últimos meses varios de los más importantes residentes americanos han formado una pequeña colonia, construyendo bellas casas de campo sobre la barranca, donde la vista de la costa es perfecta. El valor de la propiedad ha subido casi diez veces en menos de un año y se espera que siga subiendo. En los viejos tiempos en que las diligencias hacían el viaje tres veces a la semana, y muchas veces se rompían al cruzar los arroyos, poca gente se acercaba a Quilmes aún en la temporada estival, pero ahora con el tren será un viaje placentero de una hora y se espera reducirlo a la mitad. Al presente correrán solo 3 trenes diarios a las 7, 11 y 4 de la tarde desde la ciudad y a las 8.40, 2.40 y 5.40 desde Quilmes.

Nos animamos a predecir que Quilmes eclipsará al resto de los suburbios como un lugar para pasar los domingos y las vacaciones; por todos lados hay avenidas con sombra para los peatones y quienes gusten de los picnics pueden encontrar lugares tan bellos como Shanklin Chine o el New Forest si desean bosque o agua. Si tienen tiempo para una corta excursión pueden cabalgar a través del bosque del sr. Clark hasta la vieja estancia de Santo Domingo, antiguamente el asiento campestre de los frailes dominicos y hoy la hospitalaria vivienda del sr. John Davidson, situada cerca del rio Conchitas.

No lejos de lo de Davidson se levanta el magnífico establecimiento de don Leonardo Pereyra, donde se crían a gran escala vacas Durham y Hereford, caballos Cleveland y ovejas Southdown, Shropshire y Leicester. Y esto nos recuerda que el viajero puede encontrar, mucho más cerca de Quilmes, la famosa Cabaña de los Alamos del sr. Wilfrid Latham, cuyo nombre estará eternamente asociado al refinamiento de la cría ovina y bovina, una materia a la cual le ha dedicado años de ardua labor y sobre la cual ha publicado valiosos ensayos: los caballos ingleses y las ovejas Rambouillet del sr. Latham han ganado varios premios en la Exposición de Cordoba.

Debemos notar que más de la mitad del distrito de Quilmes pertenece a ingleses y hay una capilla escocesa cerca de la propiedad del sr. Davidson. Se destacan las estancias de Robson, Brown, Yates, Bell, Black, Young, Boyd, Watson, Barton, Sandes, Thompson, etc. El sr. Clark es considerado el terrateniente principal ya que su propiedad se extiende hasta la costa del Río de la Plata, con praderas bien bordeadas por setos y con gran producción de alfalfa.

El suelo en Quilmes es de superior calidad, valuado en cerca de dos millones de pesos la legua cuadrada, equivalente a 5 chelines el acre. Hay más estancias aparte de las ya nombradas y 473 chacras que añaden unos 60.000 acres a la tierra cultivada. El stock ganadero es de 12.896 vacas, 7.729 caballos y 505.000 ovejas. La población total del partido es de 5.286 habitantes, de los cuales 3 cuartos son nativos. Las rentas municipales promedian el medio millón de dólares.

Ahora que el ferrocarril ha quedado terminado sería un buen negocio establecer un hotel de primer nivel en la loma de Quilmes, y un establecimiento de baños junto a la costa del río, con un pequeño tranvía que los comunique. Es una buena señal que nuestros primos americanos estén estableciéndose en la zona porque ellos entienden más que otras personas como hacer progresar un pueblo.

(Gracias al sector Colecciones especiales y archivo de la Universidad de San Andrés)