El primer Corso quilmeño (1877)

El primer Corso quilmeño (1877)

Para Quilmes, el de 1877 no fue un carnaval más.
Nos cuenta José Andrés López en su imprescindible libro Quilmes de Antaño que el primer corso de carnaval tuvo lugar en Quilmes en 1877, junto a la primera Estudiantina (o comparsa) bautizada “El Trueno” y dirigida por el Dr. Salomé Luque.
En Quilmes el carnaval se festejaba con bromas y juegos de agua, pero ese año sería especial y la algarabía se notaba en el aire de los días previos. El periódico El Quilmero del 1 de febrero de 1877 da cuenta de la misma en su nota “El Carnaval en Quilmes“:

Aproximándose ya los días de locura y algazara para los pueblos vamos a tomar nuestro puesto de vanguardia como periodistas, para indicar lo que nos parece bien que se haga, y dar cuenta de lo que nos consta que se hará.
Con satisfacción podemos este año anunciar fiestas que el anterior no tuvimos, debido a que los vecinos que algo podían hacer, se regresaron á la ciudad á pasar esos días.
Este año tenemos a la Sociedad Estudiantina, de donde saldrá una bonita Comparsa llamada El Trueno, compuesta de mas de veinte caballeros de lo mas ilustrado, progresistas y laborioso de la localidad.
Esa Comparsa que continúa ensayándose con entusiasmo creciente posee dos hermosas marchas, habaneras y varias otras piezas debidas á la pluma de jóvenes conocidos y muy apreciables de aqui y cuya música ha sido compuesta por el profesor Sr. Barrera, también de este vecindario.
Tiene una preciosa orquesta, compuesta de violines, flautas, bandúrrias, guitarras, panderetas, bajos y otros instrumentos accesorios que ofrecen un lindísimo conjunto.
Segun hemos oído decir, las fiestas se harán del modo siguiente:
El juego será libre en el pueblo hasta las 5 de la tarde sin mas restricciones que las necesarias para evitar escándalos ó actos inmorales.
A las 5 de la tarde saldrá el Corso por la calle principal ó sea No. 12, recorriéndola desde la Estación hasta la plaza principal, acompañando a la Comparsa El Trueno.
De allí se dirijirá por las calles á las casas donde haya dispuesto visitar y así terminarán las fiestas de cada día.
El último, a más de hacerse como en los otros, habrá un baile de disfraz en el salón Municipal, al que asistirá la Comparsa á cantar y hacer las variadas evoluciones que ha ensayado.
Así terminará el carnaval en Quilmes, lo que prueba que este año será muy diferente de los anteriores, por la animación y diversiones que habrá.
El programa de las fiestas no lo tenemos aún determinado, por razon de que todavía no se han nombrado las Comisiones que han de entender en ellas pero lo publicaremos el domingo probablemente.
Es digna de ser felicitada la Estudiantina á cuyos esfuerzos deberemos que el carnaval este año lo pase Quilmes de un modo digno del vecindario que lo habita.

La comisión encargada del corso quedó formada por Jorge Bate, Francisco Younger, Roberto Muir, Carlos Casavalle, Pedro Risso, Mariano Solla y el propio Dr. Luque. Fueron ellos quiénes, “á fin de guardar el órden y decoro que corresponde á las familias que nos honrarán con su asistencia”, pidieron a la municipalidad una serie de restricciones en los juegos de agua y demás entretenimientos para la duración del corso. Es así como el 7 de febrero la Corporación Municipal dicta una ordenanza firmada por su presidente Felipe Amoedo (ordenanza que reproducimos) donde se establecen los límites horarios y lugares de juego durante los días de carnaval.
Nos sigue contando López que el Corso tuvo gran éxito pero… hubo un pequeño sobresalto: un break (antiguo carruaje de cuatro ruedas) integrado por bulliciosos y molestos ocupantes, pidió a El Trueno que se despachara con alguna copla. Lo que Máximo Garay (uno de sus “líderes”) cantó al parecer no fue del agrado de sus receptores, que escaparon con el break a gran velocidad y, lo que es peor, esa misma noche enviaron a lo de Garay a sus padrinos para dirimir la cuestión en un duelo. Por suerte intervino el Dr. Luque y todo pasó a un Tribunal de Honor que determinó que el hecho no ameritaba semejante conclusión. Y terminó así el primer corso quilmeño.